Por Alfredo Martín, profesor de la UdeCA.
En distintas partes del mundo ya no se utiliza barbijo y la gente es libre de salir a la calle, gracias a que el Coronavirus ya no está. Lo importante de este panorama no es mencionar solo lo preponderante de contar con libertad individual, sino el reconocer que el sistema inmunológico de cada habitante ya cuenta con la fuerza pertinente para sobrevivir al virus.
Durante meses hemos escuchado que el foco del problema está en la virosidad del COVID, pero nunca hemos oído de lo transcendente que es estar preparados para poder combatirlo sin necesidad de tener una vacuna. Esto tiene que ver con nuestras defensas, las que posee cada organismo, que se nutren de muchos factores: desde contar con las vitaminas necesarias para estar vitales, hasta poder relacionarnos, mantener lazos familiares, juntarnos con amigos, hacer ejercicio, entre otros; y que se vio afectado por una cuarentena eterna, lo que provoca un retroceso en varios puntos que afectan a nuestra salud.
Mantengo esta postura porque si miramos hacia atrás hemos visto muchas pandemias pasar por el camino, pero lo cierto es que las que más víctimas se han cobrado son aquellas que se encontraron con una sociedad destruida, deprimida y golpeada. Aquellos que han sobrevivido estas enfermedades, sin una vacuna presente, fue gracias a que su sistema se sometió al virus y generó las defensas necesarias para poder combatirlo naturalmente. No hay que desmerecer la capacidad de resiliencia y la fortaleza del ser humano para construir esas defensas.
“Hay que dejarle a la sociedad construir la inmunidad del rebaño, que se alimenta con la exposición al virus y la generación de nuestros propios anticuerpos. La gente tiene que salir a la calle, vivir la vida, fabricar economía para construir más hospitales, entre otras cosas. Es por eso que, desde todo punto de vista, la cuarentena es una locura. Lo único que está logrando Argentina con este confinamiento eterno es regalarle al virus un campo fértil, ya que la sociedad está desahuciada, triste, deprimida, desnutrida y sin capacidad económica. En este terreno el virus de hace una fiesta”, escuché decir a un hombre en un video que se hizo viral hace pocos días y cuánta razón tiene.
Es momento de hacernos cargo de la parte que nos toca, de darle vitalidad a nuestro organismo y de salir adelante haciendo valer nuestra libertad.