Cómo serán luego de la pandemia y el cambio de consumo a nivel mundial.
La catedral del consumo en la era contemporánea ha sido el centro comercial. Puede pensarse que el consumismo nos esclaviza a un deseo pantagruélico de cosas que realmente no necesitamos, Y de pronto quienes así piensan tienen razón, pero es innegable que el consumir es el fertilizante que hace que crezca la clase media mundial.
El portal Mall & Retail recogió estas ideas de Laureano Turienzo, que manifiesta que en la medida que crece el consumo ha crecido la prosperidad y la clase media en el mundo. Esto no es una opinión, son los datos. Por primera vez desde que comenzó la civilización basada en la agricultura hace 10.000 años, la mayoría de la humanidad ya no es pobre ni vulnerable a caer en la pobreza desde 2018.
Dos tercios del consumo de los hogares mundiales provienen de la clase media. Los ricos gastan más por persona, pero son muy pocos para impulsar la economía global. Los pobres y vulnerables son muchísimos, sobre todo en países en desarrollo, pero tienen muy pocos ingresos para gastar. La mayoría de las empresas no existirían sin la clase media. Sin el consumo de la clase media. Y esa nueva clase media, tendrá sus centros comerciales, el lugar aspiracional y social donde irán estos recién llegados.
Los lugares más transitados del planeta tierra en las últimas siete décadas, han sido los aeropuertos y los centros comerciales. Eso no hubiera sido posible sin el crecimiento de la clase media. Los centros comerciales son el auge de la clase media. Pero si los centros comerciales van a seguir siendo, junto con el comercio electrónico, “captadores” de consumo, deben refundarse y ser mucho más ecológicos y sostenibles. No se trata de que deban desaparecer, eso es absurdo, se trata de que deben reformularse.
El centro comercial ha sido históricamente un animal de periferia, al que había que llegar tras largas colas de automóviles. Y ese es su gran defecto: ha sido el formato más contaminante de la historia del retail. Pero eso está cambiando: están buscando reconvertirse en “pulmones verdes periféricos”. Hoy sus teóricos son urbanistas, sociólogos y militantes verdes.
Los centros comerciales en esta década deben emprender una revolución sin retorno, hacia formatos mucho más ecológicos, y respetuosos con las urbes que lanzan sus consumidores hacia ellos.
Ya estamos viendo una insurrección verde en los formatos, con parques interiores, suertes de junglas, espacios con mucho menos productos. Los centros comerciales venderán menos cosas, y más servicios. El precio por productos no justificará desplazamientos pero sí un servicio o una experiencia positiva garantizada. Los metros cuadrados dedicados a la venta de productos irán disminuyendo a favor de los metros cuadrados dedicados a la venta de entretenimiento.
Si hasta ahora eran lugares donde ir a comprar y a pasar el tiempo, ahora serán lugares a los que ir a disfrutar, interconectar con las marcas, y quizá comprar algo físico (lo cual no será el objetivo principal).
Se tratará más de un retail para hacer cosas que un retail para comprar cosas. En otras palabras: los metros cuadrados destinados a la venta de latas de atún y papel higiénico darán paso a metros cuadrados de restaurantes, teatros o pistas de deportes extremos.
En el futuro los centros comerciales deberán ser microciudades ecológicas en torno a una comunidad social, plural, respetuosa con el medio ambiente. Los supermercados y las tiendas de ropa irían abandonando lentamente los centros comerciales en favor de otros formatos, y sus lugares los tomarán hoteles, espacios coworking, zonas residenciales, escuelas de negocio, universidades, restaurantes de gran nivel, teatros, zonas de conciertos, parques acuáticos, cines del siglo XXII, granjas con animales, y granjas donde se cultivarán frutas y verduras con venta directa a los consumidores, espacios para cabalgar.
Incluso veremos centros comerciales por los que pagarás una entrada para pasar. Centros comerciales con membresías. Es la antinomia del comercio electrónico, basado en el individuo y en la economía del hogar, mientras el centro comercial está edificado en torno a la vida fuera del hogar, y a la necesidad humana y tribal.
Fuente: Mall & Retail