La empresa mantiene su compromiso de mejorar continuamente los sistemas de envasado, procesamiento y servicios para proteger los alimentos, las personas y el futuro. Instalada en Argentina desde 1979, Javier Quel, director general de Tetra Pak Southern Cone, asegura: “Estos 40 años han sido un rally de crecimiento”.
Desde su nacimiento, Tetra Pak mantiene inalterable su esencia: ofrecer alimentos seguros y disponibles para todo el mundo. La compañía líder en sistemas de envasado, procesamiento y servicios invierte constantemente en nuevas tecnologías para optimizar la producción y minimizar los costos.
Javier Quel, director general de Tetra Pak Southern Cone, repasa la historia de esta empresa con importantes hitos en la industria alimenticia, comprometida desde su concepción a impulsar la excelencia medioambiental.
—Una rica trayectoria merece ser celebrada, ¿cuáles son los motivos para agasajar los 40 años de Tetra Pak en Argentina?
—Estos 40 años han sido un rally de crecimiento. La empresa no ha dejado de crecer en todos estos años, muy de la mano del modelo de negocio en un país donde, en general, las tasas de interés para invertir son altas. En primer lugar, porque comprar equipamiento es un riesgo, por eso, que financiemos es exitoso. Además, el hecho de tener una fábrica local es muy importante por la cercanía y la velocidad de respuesta a los clientes. El desarrollo trajo aparejado crecimiento en los tres negocios: equipos, envases y, en especial, servicio técnico. El servicio técnico local es clave, la cantidad de técnicos disponibles en el país -más de 100- es una de las fortalezas de Tetra Pak. Hace un tiempo hemos hecho un cambio en el modo que trabajamos, a través de implementar contratos de mantenimiento. En lugar de vender los repuestos y acudir cuando se necesita ayuda, en muchos casos el técnico está en la planta permanentemente o va a la misma seguido, para asegurarse de que todo funciona correctamente. En el contrato se ofrecen diferentes servicios, como garantía de desempeño o planes de mejora continua.
—¿En qué se centra el festejo a nivel interno?
—En la primera celebración que hicimos con los clientes invitamos a Mike Walsh, CEO de la consultora global Tomorrow, que habló sobre qué esperar del futuro y cómo la información es importante, pero cómo la manejamos a través de algoritmos va a ser la clave del futuro. En relación con eso hay algunos ejemplos de cosas con las que estamos trabajando de cara al consumidor, con una herramienta híper interesante que es PackStory, puesta al servicio de toda la industria alimenticia. PackStory es una aplicación que se puede bajar al teléfono y que ofrece una experiencia de realidad aumentada, donde el consumidor puede hablar con el producto y conocer sus características (cómo está compuesto, qué es la proteína y para qué sirve, entre muchas otras). Creemos que en el futuro todos los envases van a “hablar” a través de la realidad aumentada.
Por supuesto que esta aplicación es extensiva a otros productos alimenticios y no solamente a los de Tetra Pak, ya hay cadenas y empresas interesadas en la propuesta para asociarlo a sus programas de fidelidad. La realidad aumentada por sí misma es un proceso largo y costoso, lo que hemos desarrollado con esta aplicación es que sea rápido y muy barato. La tercera pata es que esté visible en los celulares de los consumidores, y en eso estamos trabajando. Ya hemos hecho una campaña interesante en redes sociales con más de 5 marcas y este año está planeado hacerlo con más de 40 o 50 marcas. Finalmente, en Argentina y en el mundo, todas las líneas de envasado están conectadas y tenemos una base de datos de fallas y paradas de líneas que puedan suceder. Lo que estamos haciendo, cada vez más, es integrar eso para predecir -por medio de sensores- antes de que se rompan las líneas. En el país lo iniciamos con Sancor y La Serenísima hace más de dos años y ahora lo estamos expandiendo rápidamente. Eso, combinado con los técnicos en planta o disponibles, nos permite mantener las líneas con una forma diferente de trabajo, mucho más eficiente y manteniendo los niveles de productividad.
—¿Cuáles son los principales hitos a destacar en estas cuatro décadas?
—La realidad es que nos sentimos muy parte del desarrollo del consumo de productos alimenticios en el país, sobre todo, a partir del cambio en la distribución con la inserción del supermercadismo en Argentina. El desarrollo y crecimiento del vino también fue por el respaldo de los supermercadistas al no tener que andar lidiando con la botella retornable de vidrio, más allá de las ventajas desde el punto de vista logístico e industrial. Lo mismo con la leche, el hecho de no requerir refrigeración ha sido un activo enorme en los costos para la distribución.
Algo similar ocurrió con la revolución del puré de tomate, tanto como con los jugos y néctares. Más recientemente, podemos mencionar lo que es el envase Tetra Recart con las conservas. Todos ellos rompieron un paradigma, de ahí su trascendencia.
Hay dos cosas que son claves: una, la visión de la empresa: nos comprometemos a que los alimentos sean seguros (seguridad alimenticia) y estén disponibles en todas partes (bajos costos en toda la cadena para que sean fáciles de transportar, accesibles para la gente). Y segundo, algo que está en los genes nuestros: que un envase tiene que ahorrar más que lo que cuesta.
—¿Qué evolución ha tenido el sistema Tetra Recart desde su lanzamiento?
—Hemos lanzado el sistema hace casi 5 años y hoy hay ya 8 clientes con 10 líneas y sigue creciendo. Estamos muy contentos con el resultado porque hemos logrado bajar los costos a toda la cadena y con seguridad.
—¿Qué importancia se les asigna a los clientes?
—Precisamente, otra pata de la compañía es el foco en los clientes. La organización está organizada por grupos que atienden clientes. Un gerente de cuentas tiene un equipo para ver qué le preocupa al cliente y cómo puede ayudarlo.
Nunca perdemos el foco en el cliente, cada uno en particular es como si fuera el único para nosotros.
—¿Cuáles son sus inquietudes?
—Una de las principales cuestiones es mejorar la productividad en determinados meses en productos con estacionalidad, como el tomate. Además, hay algunos clientes contratando fuera de nuestras líneas contratos de World Class, de productividad, a los que llamamos TPM y que tienen que ver con un entrenamiento en la planta para que los operarios vayan mejorando continuamente el trabajo en la misma. Es decir, brindamos el servicio de implementar la mejora continua en una planta. Ya hay varios clientes en Paraguay, Chile y Argentina a los que les interesa esta propuesta para productos que no tienen que ver con nuestras líneas de envasado. El servicio está creciendo a doble dígito a pesar de la crisis y va a crecer mucho más, porque no depende sólo de un equipo de proceso o envasado sino que va más allá.
—¿Cómo llevan adelante ese proceso de mejora continua?
—Nuestra planta de La Rioja es un ejemplo claro de World Class y mejora continua. Es lindo ver que los mismos operarios, al finalizar su jornada laboral, se juntan para ver qué fallas hubo y qué cosas pueden hacer mejor para que esa falla no ocurra. El foco ahora está en los costos, se trabaja con mucho detalle. Empezamos con calidad, luego productividad y ahora costos. Una vez alcanzado prácticamente el límite tecnológico se da paso a un mejor aprovechamiento de los materiales. Lo más destacable es que esa metodología es generada por los operarios, esto les da un sentido de pertenencia y disfrutan de los logros obtenidos. Desde nuestra parte le abrimos la información a los empleados para que ellos encuentren la forma de ahorrar. La idea es trasladar eso mismo -calidad, productividad y costos- con todo nuestro conocimiento a las plantas de nuestros clientes.
—¿Qué se produce en la planta industrial de La Rioja?
—Se fabrican envases y sorbetes. La planta se estableció en 1986 y desde entonces es la principal exportadora de envases del país, atendiendo los mercados de Chile, Andino (Colombia, Perú y Ecuador), Uruguay y algo de Brasil y Paraguay. Está ubicada en un lugar clave y se producen semanalmente todos los formatos de envases. En el último tiempo hemos traído dos formatos nuevos: 200 ml Leaf (con una pequeña arista) y 1 litro Mid con flexicap, cuya tapa casi no tiene costo. El formato Leaf no lo hace ninguna otra planta de la región y se exporta a Latinoamérica, en especial a Brasil. Estos dos formatos han crecido exponencialmente.
—La innovación va de la mano de la capacitación, ¿cómo se planifica esta tarea?
—La capacitación es un tema muy relevante para cada área. Son 22 horas de capacitación, en promedio, por empleado. Un técnico está entrenado en Argentina y también en el exterior: en Suecia, Italia o algún otro lugar donde se ubican nuestros centros de desarrollo. En general, todos los empleados que trabajan en la compañía reciben horas de entrenamiento. Lo mismo pasa con los clientes, lleva dos meses entre la instalación y la puesta en marcha de una línea entrenar al personal de mantenimiento y los operarios. Por otra parte, los contratos de mantenimiento incluyen horas de entrenamiento a los operarios y a la gente de mantenimiento del cliente. Es decir, no solamente entrenamos a quienes van a operar la línea al momento de arrancar sino que hay un presupuesto permanente para ir entrenando a medida que rotan o cambian.
—Fueron pioneros en tratar el tema del medio ambiente, ¿cuáles son las últimas acciones implementadas para reducir el impacto?
—Ya nadie es indiferente con el problema que hay con el medio ambiente, especialmente con los plásticos. Podemos decir que hoy Tetra Pak está en un lugar excelente. El 75% del envase viene de fuentes renovables que son los árboles, lo que en contacto con el agua se disuelve en semanas; si bien tiene algunos componentes de plástico, estamos usando plásticos que provienen de fuentes renovables.
Más allá de esto, es muy importante que sea reciclable. Por supuesto, el 100% de nuestros envases son reciclables. Además, es fundamental que se recicle en el país. Para eso hemos hecho acuerdos con diversas papeleras y seguimos con inversiones. Desde hace más de 20 años trabajamos con cooperativas de recuperadores urbanos. Con orgullo podemos decir que el nuestro es uno de los envases con mejores tasas de reciclaje en el país, y queremos que siga creciendo. Fuimos los primeros en tratar el tema del medio ambiente en la Argentina y hemos seguido a la vanguardia. Uno de los desarrollos que estamos haciendo a gran velocidad, que es clave, es reemplazar todas las bombillas plásticas por bombillas de papel. Durante tres años estuvimos trabajando con tres fabricantes para escoger la mejor opción. Ahora viene la etapa de inversión, seguramente será primero en Brasil y a medida que se vaya adoptando en Argentina reemplazará las bombillas de plástico, proceso que calculamos va a llevar de 3 a 4 años.
El tema ambiental se sustenta también con la frase “un envase debe ahorrar más de lo que cuesta”. En ese sentido tenemos un ahorro importante en lo que es el impacto de la huella de carbono en toda la distribución, desde que los envases se entregan en bobinas -lo que optimiza la carga en comparación con otros sistemas de envasado-, hasta que los productos no requieren refrigeración -lo cual representa una menor energía-. Sumado a eso, los ahorros que venimos desarrollando en las máquinas envasadoras y los equipos de proceso, que hoy requieren menos agua o agua que se puede reciclar en el mismo sistema; tanto como los ahorros energéticos implementados.
—¿Cuál es la situación de Tetra Pak en un marco de caída del consumo privado?
—De las principales categorías que manejamos, tres de ellas están performando bien, que son: vino, puré de tomate y leche. El segmento que más complicado está es el de jugos exprimidos y néctares, que mantienen un consumo, pero bajó fuerte. Es algo que viene sucediendo en el último tiempo con todas las bebidas sin alcohol -gaseosas incluidas-, donde hay un pasaje a marcas más baratas o marcas de la distribución. De todos modos, en el acumulado al primer semestre del año ya hablamos de una recuperación y la proyección hacia el cierre de 2019 es que vamos a estar igual o mejor en volumen que el año pasado. Esto se da, fundamentalmente, de la mano de las categorías mencionadas, en ese orden: vino, puré de tomate y leche; y de una disminución de la caída de jugos y néctares. Parte importante de que nos vaya bien como empresa es que financiamos el equipamiento -a 8 o 10 años-, aunque eso signifique en principio endeudarse por las tasas de interés muy altas. Por supuesto que para las pequeñas y medianas empresas es aún más complicado.
—¿Los clientes invierten en tecnología en este contexto?
—Por año instalamos en Argentina 15 líneas. Del total, un 50% son renovación de equipo y el otro 50% representa crecimiento, es decir, son clientes, productos o categorías nuevas. Cabe destacar que la vida útil de las líneas es enorme y los envases más tradicionales -Tetra Brik 1 litro- siguen siendo vigentes. Las inversiones de los clientes son conforme a la tecnificación de nuestros equipos (llenadoras, envasadoras). A su vez, con muchos de ellos tenemos una relación previa de largo tiempo como proveedores de equipos de proceso.
Nota de Tapa – Edición julio Revista RETAIL